Carlos, 16 años, militante y activista social, ha sido asesinado por no ser racista, ni xenófobo ni fascista. Y quienes le han segado la vida, aunque forman parte de un grupúsculo neonazi, lo han podido hacer porque el Estado, la clase política, sus leyes de extranjería, su permanente discurso atávico de españolismo absurdo e irracional, su constante ataque y represión a los sectores sociales críticos con el capitalismo consumista y sus secuelas ambientales y sociales, la institucionalización de la sospecha contra cualquiera que piense distinto al pensar único de los medios de comunicación de masas, la creciente precarización intencionada de las condiciones de vida de jóvenes, mujeres, inmigrantes y población trabajadora, la cultura del consumo y la competitividad… Lo posibilitan, lo permiten, lo potencian.

Este asesinato político no sólo tiene culpables directos, no sólo quien empuñó una navaja y fríamente la introdujo en el corazón de Carlos, no. También hay culpables políticos: el Delegado del Gobierno en Madrid, por permitir expresiones públicas de racismo y xenofobia contra la población inmigrante y dirigir la represión policial a quienes sólo denunciaban con su presencia tales manifestaciones; el PP, caldeando el ambiente con sus posiciones políticas próximas a la ultraderecha fascista nostálgica de la dictadura franquista; el gobierno del presidente Zapatero, que con una mano dialoga y con la otra reprime. Los medios de comunicación, reduciendo un hecho político a un asunto de mera reyerta callejera entre pandillas juveniles. Éstos son realmente los culpables de un asesinato que nunca debió producirse.

Contra este estado de cosas, por la solidaridad con los familiares y compañeros/as de Carlos, por la denuncia permanente de la represión institucional de los movimientos sociales y sindicales, por la vigilancia y la denuncia pública de toda expresión xenófoba, racista y fascista. Por el esclarecimiento justo de los hechos, por el desenmascaramiento de los culpables, por la reivindicación permanente de la pluralidad como base para construir una democracia real. Porque la muerte de Carlos no sea una muerte sin sentido.

¡Contra el fascismo, el racismo y la xenofobia!

¡Contra la impunidad! ¡Solidaridad!

Secretaría de Acción Social CGT Miércoles 14 de noviembre de 2007

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